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Darwin, la biología y Dios

Diciembre/2009
En preparación un ensayo sobre las relaciones entre ciencia y fe

El 24 de noviembre de 1859, hace ahora 150 años, se publicó en Londres uno de los libros más polémicos de la historia del pensamiento científico por sus implicaciones teológicas: Sobre El Origen de las Especies por la Selección Natural (On the Origin of the Species by mean the Natural Selection). Los 1.250 ejemplares de la primera edición se agotaron en el mismo día. Desde la madrugada, una larga cola de inquietos intelectuales, científicos e incluso un enviado por Engels esperaban su turno para adquirirlo. Para unos, era curiosidad. Para otros, el fundamente científico de sus teorías sociales, políticas o antirreligiosas.

Su autor era un oscurso natualista inglés de 50 años que había dado la vuelta al mundo casi 30 años antes: Charles Robert Darwin. Un año antes, en 1859, habia leído en la Sociedad Linneana de Londres un ensayo firmado conjuntamente con el naturalista Alfred R. Wallace en el que proponían un mecanismo natural para explicar el cambio biológico de los seres vivos a lo largo del tiempo: la Selección Natural.

La comunidad científica ha celebrado el 12 de febrero de 2009 los 200 años del nacimiento de Darwin en la granja The Mount, en la pequeña localidad inglesa de Shrewsbury (condado de Shrop, a 230 km al noroeste de Londres). Ahora recordamos la publicación de su obra más explosiva. Sobre el Origen de las Especies ha cambiado el modo de entender el mundo.

 

La difusión de las ideas de Darwin

Las ideas de Darwin, difundidas especialmente por sus seguidores más aguerridos (como J. T. Huxley) provocaron el escándalo en la sociedad de su época. Especialmente fue muy duro el conflicto con los estamentos científicos conservadores y con la Iglesia de Inglaterra que no dudó en condenarlo.

El darwinismo, como teoría que defiende el hecho del cambio biológico irreversible a lo largo de los millones de años del tiempo geológico movido por la selección natural, tuvo una rápida extensión por todo el mundo.

Darwin ha sido siempre asociado al materialismo, al ateísmo, a los enemigos de la religión, a la oposición a la Biblia y a lo sagrado. De alguna manera, la Naturaleza sustituye a Dios, la evolución sustituye al Dios creador, la selección natural a la providencia, el cambio en los primates reduce al ser humano a un simple mono..

Desde el punto de vista científico, cultural y religioso, hoy las aguas están más calmadas... Los avances científicos y la reflexión teológica –al menos en el mundo católico- miran con más sentido positivo la realidad de la evolución y no ofrece especiales dificultades al cristiano para aceptar esas ideas.

 

Darwin y el Diseño Divino del mundo

Una de las ideas más polémicas de Darwin es la negación de un Diseño divino del mundo. La Selección Natural- para muchas personas de su época - significaba la negación de la providencia divina y la necesidad de aceptar un Ser superior que ha diseñado el orden cósmico.

A partir de los años 1990, un grupo de hombres de ciencia han recuperado este argumento, negando validez a la Selección Natural y recuperando la necesidad de aceptar un Diseñador de la complejidad irreductible del cosmos. Esta corriente, con pretensiones científicas, se denomina el Diseño Inteligente.

Darwin negó el Diseño sobrenatural, pero eso le llevó a considerarse como un agnóstico. Otros científicos actuales, como Richard Dawkins y Daniel Dennett han querido ver en la fragilidad del Diseño Inteligente una prueba de la no existencia de Dios. Pretenden demostrar científicamente que las ideas de Darwin llevan necesariamente al ateísmo. Por su parte, Francis Collins, médico director del proyecto Genoma Humano, ha querido ver en la complejidad de la biología al Dios creador de la naturaleza.

La mayor parte de la comunidad científica no está con unos ni con otros. El Diseño Inteligente es una falacia y algunos consideran sus argumentos como una chapuza. El acceso a Dios no se logra ni por la ciencia ni por la evolución. Pertenece a otro rango del conocimiento humano.

Los argumentos de unos y otros constituyen el contenido de este ensayo que verá la luz próximamente: El Diseño Chapucero. Darwin, la biología y Dios.

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