La familia y los
educadores tienen la misión de proteger la semilla de grandeza que late en todo
espíritu humano, mediante el amor, la disciplina, los valores, el conocimiento
y la libertad. Cuando la semilla humana no recibe los nutrientes emocionales,
intelectuales y espirituales que necesita, germina el dolor estéril y
languidece la felicidad.
EDICIONES KHAF
Xaudaró 25, 28034
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